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Detrás de los desfiles, las acrobacias, los fuegos artificiales y la tecnología punta que han convertido al parque de atracciones francés el principal destino turístico de Europa se encuentra un gran número de artistas y artesanos encargados de hacer realidad la fantasía. Ub Iwerks, Floyd Gottfredson, Bob Jones, Eric Goldberg, Paul Rudish... Bajo la imponente firma de Walt Disney siempre han trabajado los mejores artesanos en su campo. Y 58 años años después, el proceder sigue siendo el mismo: captar a los artistas y técnicos de mayor talento. Uno de ellos es Aurélien Berda. Con más de 25 años de experiencia como cantante y actor en decenas de musicales, en 2015 dio el salto a la dirección. Ahora, no puede ocultar los nervios cuando acude a una representación de alguna de la dos obras que dirige actualmente en Disneyland París: The Lion King: Rhythm of the Pride Lands y Mickey and the Magician. "Siempre quiero asegurarme de que todo sea perfecto", dice con un tono tan afable como estresado.

La Real Maestranza de Caballería de Ronda cumple 450 años, una excusa perfecta para asomarnos a este pueblo enriscado en la sierra, a su impresionante tajo, a su plaza de toros... y conocer el legado de esta institución que es mucho más que la escuela ecuestre más antigua de España. Es una imagen casi universal. Ese Puente Nuevo de Ronda sobre el profundo tajo excavado por el río Guadalevín, ese tajo tan hondo, tan profundo e irresistible que ha inspirado y agitado líneas, versos y guiones enteros. Hemingway, Welles, Joyce, Rilke. Juan Ramón Jiménez, Gerardo Diego, Alberti, García Lorca. Todos bebieron de Ronda, de su cielo y sus atardeceres. También de su herencia morisca, de sus deslumbrantes palacios y de todo un raudal de mitos: el bandolero, el pirata y el caballero maestrante.

Un recorrido por la ciudad que tanto inspiró a Gabriel García Márquez y en la que se respira historia, literatura, salsa y auténtica sabrosura. En el parque Simón Bolívar, a dos pasos del palacete en el que actuó la Inquisición durante dos siglos, pasó su primera noche en la ciudad a los 21 años. Al raso, sí. No tenía dinero para un hotel y la policía le detuvo por saltarse el imperante toque de queda. Así fue el contacto inicial de Gabriel García Márquez con Cartagena de Indias en 1948. También es el punto de partida de las rutas que rastrean su paso por la urbe. La relación entre ambos luego mejoró (mucho) hasta convertirse en la que más le inspiró, incluido un libro completo, El amor en los tiempos del cólera.

Un recorrido por los rincones claves en la vida y obra del patrón capitalino. De la Pradera a Las Vistillas, la iglesia de San Andrés o su museo homónimo. Unas gallinejas y un concierto en la Pradera no pueden faltar (esta vez toca Camela, La Húngara y Dorian, entre otros muchos intérpretes). Tampoco una sesión de chotis y pasadobles en los jardines de Las Vistillas, con sendos concursos incluidos. Ni un pasacalles de gigantes o cabezudos. Y todo, claro, aderezado con el traje de chulapo (-a), la parpusa y el clavel.

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